Roberto Arlt, en su libro “Aguafuertes Porteñas” en su cuento “La Coima -Su majestad-” concluye -frente a las preguntas de dos interlocutores-, virulentamente, que la ley se hizo para violarla. En lo personal, esa conclusión siempre me ha causado rechazo, no se puede promulgar leyes para violarse, sin perjuicio de reconocer, que nunca pudieron irse de mi pensamiento.

Siempre que sucede lo que reflejan los vídeos que he subido en el facebook Cero Estrés , recuerdo nuevamente las conclusiones de Roberto Arlt, y todo me hace inclinarme en el sentido que las normas se hicieron para incumplir, en definitiva, con el tiempo pienso, que lo que decía Arlt eran unas magistrales conclusiones.

No puede un director de la intendencia de Salto, estando en plena pandemia sanitaria, estar realizando, pomposamente, tal conducta irresponsable sin ser sancionado, de lo contrario, no queda otra conclusión que las normas se hicieron para incumplir. Pero no solamente genera peligro la conducta del director sino que también, desoyen las órdenes normativas, todos los partícipe de esa reunión.

Repito, yo siempre he pensado que las normas jurídicas tiene una fuerza vinculante que deben ser acatadas, bajo pena de cometer conductas que generan una sanción, incluso penal.

Pero el punto excede de lo insólito, los participe de la reunión han descreido las órdenes jurídicas de manera agraviante. En plena pandemia, en una dura lucha contra el Covid que realiza el Estado, han puesto en peligro la población y parecerían haber violado, de manera absolutamente despreocupada, las actuales normas sanitaria. Me resisto a pensar, lo que, en 1929, decía el periodista argentino.

Me parece que el Estado debe de actuar, ya que sería quien debe cuestionar las conducta cuestionadas, todo ello en mérito a sus competencias privativas, de lo contrario debo, contrayendo mi voluntad, entregarme a pensar que las normas son para ser violadas.