Marenales fue un “individualista” y “machista empedernido”.

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Ha muerto Julio Marenales. Tomás, Zenón, fueron sus seudónimos más conocidos. Lo recluté para el movimiento Tupamaro, la “gente de Sendic”, como nos llamábamos en aquel momento, en su casa taller de la calle 4 de Julio. Participé con él en varios operativos, conviví con él en el local conocido como Marquetalia, en la zona de Pajas Blancas.

He coincidido con él algunas veces y discrepado muchas más, sobre todo a partir de los sucesos del 14 de abril de 1972, que pusieron al MLN, que estaba sacudido por las luchas internas promovidas por Fernández Huidobro y Sendic para convertir al Movimiento en una guerrilla rural. Hoy, un llamado Ejecutivo del MLN califica a Marenales de revolucionario.

Esto no es verdad. Un revolucionario reconoce sus errores y los rectifica. Un revolucionario no miente a sus compañeros para justificar sus errores. Un revolucionario no oculta las responsabilidades de algunos compañeros para que esas responsabilidades recaigan sobre otros. Finalmente, un revolucionario se define por sus actos y no por sus palabras.
Marenales fue un individualista incapaz de formar a su lado a alguien con capacidad para sustituirlo cuando él no estuviera, y cuando alguno tuvo que ocupar su lugar y desarrollar un trabajo que él, guiado por su carácter individualista era incapaz de concretar, en vez de apoyarlo se dedicó a combatirlo. Y más si ese alguien era una mujer. Marenales fue un machista empedernido, que criticó a una compañera por estar nerviosa en su primer operativo y se olvidó que él, para que no pensáramos que lo hacía por nervios, prosiguió adelante con un asalto en la calle Larrañaga y San Martín que le costó la cárcel a él y a otros dos compañeros.


Marenales ocultó tras sus proclamas incendiarias su incapacidad política para reconocer la realidad y trató de acomodar la realidad a su pensamiento. Que fue austero y trabajador, nadie puedo negarlo, pero como él hubo cientos, porque esas eran cualidades comunes a la mayoría. Ocultó durante años la verdad acerca de la caída de la cárcel del pueblo y la responsabilidad de sus allegados en las múltiples negociaciones en el cuartel Florida. Se mostró orgulloso de haber promovido mi condena por traidor, sabiendo, como supo siempre, que se estaba mintiendo.
Tras la dictadura, Marenales fue uno de los que intentaron reconstruir el aparato armado del MLN, junto a Zabalza, FHuidobro y Mujica.

El Uruguay está viviendo momentos muy difíciles, y el peligro de que se intente repetir la trágica experiencia de la lucha armada es una posibilidad real.

Para eso es necesario dos cosas: ocultar la historia real y reivindicar figuras de falsos mitos revolucionarios. Marenales es uno de ellos.

Héctor Amodio Perez

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