Se va para no volver

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Hoy se va de la Intendencia.
Se va trasmitiendo agresividad e intolerancia. La misma que mostró cuando llegó y decidió, como una de sus primeras medidas, dejar a 257 trabajadores sin trabajo.
Dijo que su intención era reducir la cantidad de funcionarios y en poco tiempo vimos cómo empezó a contratar a diestra y siniestra, dejando en la Intendencia una plantilla de funcionarios que superó largamente la que encontró.
Se va y deja a una sociedad crispada, enfrentada y dividida.
Se va y no funcionaron, como debían, las fuerzas vivas. Esas que siempre fueron una luz y un motor de desarrollo para el departamento.
Se va dejando deudas que dijo que iba a pagar y nunca pagó, pese a tener los mecanismos financieros que quiso y un gobierno nacional de respaldo.
Se retira sin hacer aquellas obras que habíamos dejado prontas y con dinero para ejecutar, sin hacer nada de lo que prometió iba a hacer y sin ningún proyecto nuevo para que ejecute el próximo gobierno. Fue de los peores gestionando el Fondo de Desarrollo del Interior, y se dio el lujo de no recibir a empresarios y emprendedores que querían invertir acá y se terminaron yendo a otros departamentos, donde sí los recibieron.
No es casualidad que abandona su cargo dejando más de 14 mil desocupados, y que todos los días nos enteremos que algún vecino o amigo vuelve de despedir a un ser querido que se va porque siente que acá no hay oportunidades.
Deja la Intendencia habiendo logrado que la marca Salto, en sus distintas expresiones, se desprestigiara. Dejaron de lado Destino Termas para ser parte de un Corredor que nos quitó identidad como destino, y que además dejó de tener el apoyo económico nacional.
El departamento dejó ser referente y pasamos a ser noticia por cosas malas que nos fueron ocurriendo en todos estos años. No le ganamos ni a la Leishmaniasis ni al dengue.
Se va, habiendo cerrado los destacamentos policiales y los hogares transitorios de violencia doméstica y adultos en situación de calle.
Se aleja tras haber desactivado las más de 150 comisiones vecinales y la batería de talleres culturales, solo por el hecho de haberlos hecho nosotros.
Por todo eso y mucho más, se va para no volver.
A nosotros no nos va a ganar esta desesperanza porque estamos convencidos que podemos tener un Salto diferente y que lo vamos a reconstruir entre todos.
Y esto es así, porque no somos una candidatura de ensayo; no estamos jugando a la política. Una elección no es un campeonato ni es una actividad para tratar de satisfacer ambiciones personales.
Salto merece mucho más que eso. Volveremos a unir a los salteños; a darle la participación a las fuerzas vivas; a estimular a que vuelvan las inversiones al departamento que son las que generan trabajo genuino; a apoyar a los sectores productivos que son la base para lograr el desarrollo sostenible, para que Salto deje de estar en el podio de los peores.
Tenemos la experiencia necesaria, equipos políticos y técnicos y un gran programa de gobierno para liderar el gobierno departamental.
Aprendimos de nuestros errores, trabajamos sobre ellos con humildad; eso nos sirvió para crecer, madurar y tener la fortaleza necesaria para enfrentar con responsabilidad la tarea que tendremos por delante.
Y vamos a poner toda nuestra atención para que aquel que no tenga trabajo lo pueda tener, todo nuestro esfuerzo para que nuestros gurises estén en los lugares que tienen que estar, toda nuestra dedicación para que la citricultura viva y luche, y sea un rubro que siga dando empleo a miles de salteño. Todo nuestro empeño para estar más seguros y vivir en un mejor Departamento.
Vamos juntos por el único cambio departamental. Otro Salto es posible.

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