La alimentación es una de las cosas más importantes para la supervivencia del ser humano, y no solo incluye la ingesta de comidas sino también la búsqueda de materias primas, la preparación y momento de sentarse a comer con la familia, los amigos, los vecinos o los compañeros de trabajo. Infelizmente hay muchas personas para quienes la comida se ha transformado en un gran problema, por carecer de dinero para comprar lo que necesitan, y la inseguridad alimentaria es muy grande.
Desde el Estado el Plan de Alimentación Territorial del Mides, llega a Salto con el Sistema Nacional de Comedores que provee de materias primas, la Intendencia proporciona los recursos humanos para la elaboración y evalúa quienes tienen que recibir el beneficio y distribuye el CECOED, en cinco puntos de la ciudad a personas en extrema vulnerabilidad. El programa del Mides también apoya a muchas Instituciones como hogares estudiantiles, centros juveniles, clubes donde van niños, merenderos, liceos, etc.
Desde mi lugar junto con mi equipo de trabajo, quisimos ocuparnos del tema de la alimentación y aportar nuestro grano de arena. Así fue que surgió un taller que comenzamos a realizar en nuestra sede el jueves pasado, un taller de “Huerta Orgánica Familiar”. El mismo es dictado por el Técnico Agropecuario y Técnico Hortofrutícola Prof. Luis García, quien es un colaborador directo de mi equipo, y quien voluntaria y gratuitamente ofrece volcar todos sus conocimientos para que cualquier persona, cualquier familia o grupo de vecinos, pueda en un espacio pequeño, cultivar algunos alimentos. Este ciclo de talleres no es la solución al problema, pero sí puede transformarse en una valiosa herramienta de ayuda en los tiempos actuales tan difíciles, en los que además los cambios climáticos de estos últimos meses han influido en el valor de tantas frutas y verduras. Nosotros estamos gestionando también la entrega de semillas para ofrecer a quien quiera unirse a los talleres.
El origen de las huertas familiares es muy antiguo, y en la época de la Revolución Industrial con el desplazamiento de los campesinos a las ciudades, emergieron con mucha fuerza para combatir el hambre de los obreros. Incluso en países en guerra se adoptaron como una gran estrategia para la alimentación. En la actualidad muchos países integran las huertas orgánicas familiares en su política de desarrollo y gestión del medio ambiente.
Es tan beneficioso cultivar nuestros propios alimentos, que la mayoría de los programas dedicados a recuperar adictos, tienen esta tarea como fundamental dentro de sus programas. Trabajar la tierra a pequeña escala fomenta la conciencia sobre la vida, y trae mucha felicidad y serenidad, que puede ser beneficioso para tantas personas que buscan una motivación para salir de tristeza y depresión. Es una tarea que se puede desarrollar en familia, con los niños para enseñarles la diversidad de la naturaleza y la responsabilidad sobre los cuidados de un ser vivo. Plantar es un excelente antídoto contra la ansiedad, un mal que nos invade en estos tiempos de inmediatez, ya que esperar los resultados de nuestros cultivos fomenta la paciencia. Además educar en comer sano es una ayuda frente a los problemas alimentarios. Y entre todos los beneficios que escribí más arriba, lo más importante es difundir el amor al medio ambiente que tanto necesitamos para la supervivencia.
Yo quiero invitar a todas las personas a participar de estos talleres en nuestra sede de calle Brasil 1851, donde además hay otras actividades. Se pueden comunicar con nosotros al 092384086, y nos encuentran en todas las redes sociales. Me despido hasta el próximo sábado con mucho afecto, estoy siempre a sus órdenes.